El espino de fuego, científicamente conocido como Pyracantha coccinea, es un arbusto de la familia Rosaceae. Es originario del sureste de Europa y del suroeste de Asia, aunque actualmente se cultiva en muchas regiones del mundo.
Esta planta es un arbusto perenne que puede alcanzar alturas de hasta 4 metros. Tiene tallos espinosos y hojas alternas, pequeñas, ovaladas y de color verde intenso. Una de las características más llamativas del espino de fuego son sus brillantes bayas rojas, que aparecen en otoño y persisten durante el invierno.
El espino de fuego es una planta resistente que no requiere cuidados especiales. Prefiere suelos bien drenados y ligeramente ácidos, y puede crecer tanto a pleno sol como en zonas parcialmente sombreadas. Es importante regarla regularmente durante su período de crecimiento y evitar el exceso de humedad.
En cuanto al clima, el espino de fuego prefiere climas templados, aunque es resistente a condiciones de frío y calor moderados. En España, es común encontrarlo en jardines, parques y zonas urbanas de la mitad sur del país, donde el clima mediterráneo le resulta favorable.
El espino de fuego es apreciado por su atractivo ornamental, gracias a sus vistosas bayas y a su follaje perenne. Además, se utiliza como planta de seto o para cubrir muros y vallas, ya que su crecimiento denso y espinoso lo hace ideal para espacios de privacidad y protección. También proporciona alimento a las aves y otros animales silvestres.