La Hiedra o Hedera maroccana es una planta trepadora de la familia de las Araliáceas, originaria del norte de África, específicamente de Marruecos. Se caracteriza por sus largos tallos leñosos que se adhieren a las superficies, permitiéndole crecer de forma vertical. Sus hojas son perennes, de forma palmada, con lóbulos profundamente cortados y de un color verde intenso.
Esta planta prefiere crecer en suelos húmedos y bien drenados, con un pH ligeramente ácido. Necesita de una exposición a la luz parcial o total, evitando la luz directa del sol en climas cálidos. Es resistente al frío, pero no soporta heladas severas.
La hiedra o Hedera maroccana crece en climas templados, húmedos y frescos, por lo que se encuentra comúnmente en bosques, riberas de ríos y lugares sombríos. En España, se puede encontrar en regiones del norte y noroeste, como Galicia, Asturias y el País Vasco, así como en zonas de montaña con climas frescos y húmedos.
En cuanto a sus usos, la hiedra se cultiva principalmente como planta ornamental, siendo popular para cubrir muros, vallas y enredaderas. También se utiliza en la jardinería vertical, como planta de interior o para decorar espacios exteriores. Además, sus hojas son atractivas para la fauna, atrayendo a pequeños insectos y aves que se alimentan de sus bayas. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la hiedra es una planta invasora en algunos lugares, por lo que su cultivo debe controlarse para evitar su proliferación descontrolada.