El Álamo blanco, también conocido como Populus alba, es un árbol perteneciente a la familia de las Salicáceas. Se trata de una especie de árbol caducifolio que puede alcanzar hasta 30 metros de altura.
Es originario de Europa y Asia Occidental, y se encuentra comúnmente en las zonas de clima templado y húmedo. Crece en suelos fértiles y húmedos, preferiblemente cerca de ríos, arroyos o lagos.
El Álamo blanco se caracteriza por tener hojas ovaladas de color verde claro en la parte superior y gris blanquecino en la parte inferior, lo que le otorga su nombre común. Además, tiene una corteza lisa y grisácea que puede llegar a tener placas en la base del tronco.
En cuanto a las condiciones que necesita para vivir, el Álamo blanco prefiere suelos fértiles, bien drenados y con un pH ligeramente alcalino. También requiere de una exposición solar directa para su correcto crecimiento.
En cuanto al clima en el que vive, el Álamo blanco prefiere climas templados, con inviernos fríos y veranos cálidos. Soporta bien las heladas, pero es sensible a las sequías prolongadas.
En España, el Álamo blanco crece de forma natural en zonas húmedas y en las márgenes de ríos y arroyos, principalmente en el norte y centro del país. También es común encontrar plantaciones de Álamo blanco en diferentes regiones, especialmente para su uso en la industria maderera.
En cuanto a sus usos, el Álamo blanco se utiliza en la industria maderera para la fabricación de muebles, cajas, papel, entre otros productos. También se ha utilizado tradicionalmente en la medicina herbal debido a sus propiedades antiinflamatorias y analgésicas. Además, es una especie muy valorada por su función ornamental en parques y jardines.