«El Taray, también conocido como Taraje o Tamariz gallica, es una planta perteneciente a la familia Tamaricaceae. Es un arbusto o árbol pequeño de hoja perenne que puede crecer hasta 6 metros de altura.
El taray es originario de la región mediterránea y del oeste de Asia, y puede encontrarse en los márgenes de ríos, lagos y estanques, así como en zonas desérticas o salinas. Es común en suelos húmedos o pantanosos, aunque puede tolerar suelos salinos.
Las hojas del taray son de un color verde grisáceo, muy pequeñas, lineales y dispuestas en espiral a lo largo de las ramas. Las flores son pequeñas y rosadas, y aparecen en racimos a finales de primavera o principios de verano.
El taray es una planta resistente que puede sobrevivir en condiciones de suelo salino y seco, aunque prefiere suelos húmedos y bien drenados. Necesita mucha luz y es resistente a la sequía, pero también puede tolerar suelos húmedos o inundados durante cortos periodos de tiempo.
En cuanto al clima, el taray prefiere climas cálidos y secos, aunque también puede resistir heladas moderadas y cambios bruscos de temperatura. En España, se encuentra principalmente en regiones del sur y este del país, como Andalucía, Cataluña y Valencia, donde crece en márgenes de ríos, lagos y zonas pantanosas.
El taray tiene varios usos, entre los que se incluyen la restauración de suelos degradados, la creación de barreras cortavientos y la mejora de la calidad del agua en zonas pantanosas. Además, su madera se ha utilizado tradicionalmente para la fabricación de herramientas, muebles y leña, y su corteza se ha empleado en la producción de tintes naturales. También es una planta ornamenta popular en jardines gracias a su follaje delicado y su resistencia a la sequía.»