La Encina, conocida científicamente como Quercus ilex, es un árbol perenne perteneciente al género Quercus. Es nativo de la región mediterránea, aunque también se puede encontrar en otras áreas de Europa.
La Encina es un árbol de hoja perenne que puede alcanzar alturas de hasta 25 metros. Posee un tronco grueso y ramas extendidas que forman una copa redondeada. Sus hojas son rígidas, coriáceas, ovaladas y de color verde oscuro en el haz y verde claro en el envés. Las flores son pequeñas y poco llamativas, y su fruto es una bellota que madura en el segundo año.
La Encina crece en suelos pobres, secos y pedregosos, y puede soportar condiciones de sequía y altas temperaturas. Prefiere suelos calcáreos y soleados. Se encuentra principalmente en bosques mediterráneos, matorrales y zonas de clima templado.
En cuanto al clima, la Encina prefiere un clima mediterráneo, caracterizado por veranos secos y calurosos e inviernos suaves y húmedos.
En España, la Encina se encuentra principalmente en la región mediterránea, en áreas como Valencia, Cataluña, Castilla-La Mancha, Andalucía y Extremadura.
La Encina tiene múltiples usos, tanto históricos como actuales. Las bellotas eran una importante fuente de alimento para los pueblos indígenas de la península ibérica. Además, la madera de la Encina se utiliza en la fabricación de muebles, herramientas y construcción. También se emplea como combustible y forraje para el ganado. Su lento crecimiento y su madera densa la hacen ideal para la producción de carbón vegetal de alta calidad. En la actualidad, la Encina también es apreciada por su valor ornamental en jardines y parques.